Diego y Ana, una historia de emociones, necesidades no cubiertas y decepción
Había una vez un hombre y una mujer que vivían una relación apasionada, llena de amor y emoción. Sin embargo, la desconfianza comenzó a arrastrarse entre ellos, sembrando semillas de duda y ansiedad
Pipper
4/10/2024
"Diego y Ana, se conocieron en la universidad, en una clase de literatura, donde las chispas volaban más rápido que las páginas de los libros que estudiaban.
Desde el principio, su relación fue como un torbellino de pasión y emociones intensas. No podían tener suficiente el uno del otro, pasaban horas charlando sobre sus sueños y sus miedos, perdiéndose en los ojos del otro.
Pero como en todas las relaciones, no todo era color de rosa. Diego tenía un pasado complicado, plagado de relaciones fallidas y heridas sin cerrar. Y aunque Ana confiaba en él con todo su corazón, siempre había una sombra de duda acechando en su mente.
La desconfianza comenzó a hacer mella en su relación. Pequeñas mentiras y omisiones se convirtieron en grandes grietas que amenazaban con separarlos. Intentaron hablar, intentaron arreglar las cosas, pero siempre parecía que algo se interponía entre ellos.
Finalmente, tomaron la decisión de hacer un cambio radical en sus vidas. Pensaron que un cambio de escenario podría ser la solución a sus problemas. Vendieron todo lo que tenían, dejaron atrás sus trabajos y se mudaron a un pequeño pueblo en la costa, lejos del bullicio de la ciudad.
Durante un tiempo, pareció funcionar. Estaban más relajados, más felices, como si el aire salado del mar hubiera lavado todas sus preocupaciones. Pero pronto se dieron cuenta de que el problema no era el lugar, sino ellos mismos.
Diego seguía guardando secretos, incapaz de abrirse por completo a Ana. Y Ana, por su parte, seguía luchando con sus inseguridades, incapaz de confiar plenamente en él. A pesar de todos sus esfuerzos, su amor se tambaleaba al borde del abismo.
Finalmente, llegó el día en que tuvieron que enfrentar la realidad de que ya no podían seguir juntos. Entre lágrimas y palabras no dichas, decidieron separarse y seguir caminos diferentes.
Diego se fue en busca de respuestas, tratando de encontrar la paz que tanto anhelaba. Ana se sumergió en su trabajo, tratando de llenar el vacío que dejó la ausencia de Diego.
Aunque sus caminos se separaron, el recuerdo de su amor aún perdura en sus corazones. Aprendieron que el verdadero cambio no viene de afuera, sino de dentro. Y mientras continúan sus vidas por separado, llevan consigo las lecciones aprendidas y la esperanza de que algún día puedan encontrar la felicidad que tanto anhelan."
Lo cierto es que no, en gran medida carecemos de inteligencia emocional y nuestro empeño por no querer crecer personalmente nos impide darnos cuenta que es eso lo que nos deja siempre en nuestra zona de confort. Porque salir de esa zona, significa tener que hacerse responsable de uno mismo y es difícil hacerse cargo. ¿Nunca nos enseñaron hacerlo? ¿desde cuando? Ahí radica el conocimiento personal.
Porque profundizar en nuestro sentir mas hondo y enraizado, nos produce miedo. Querer averiguar de donde procede nuestra actitud frente a las relaciones nos da pereza. Muchos se conforman con un "yo soy así quiéreme/acéptame tal cual soy". Esto, es un si y un no.
Cuando queremos tener relaciones de la indole que sea, debemos recordar que cualquiera de ellas, lleva un trabajo diario. Este trabajo es poder ser capaz de ver o descubrir si realmente nos estamos enfrentado a la persona que tenemos delante o a nosotros mismos. Pero con la diferencia que cuando nos enfrentamos a nosotros, lo que hacernos es proyectar nuestros miedos e inseguridades de las maneras mas variopintas.
Sí, somos humanos y todos caemos en dejarnos llevar por nuestras emociones, nuestras y solo nuestras. Y culpar a quien tenemos delante, dejándole la unica opción de hacer que tu sientas de manera distinta y parece una misión imposible.
¿Que tan difícil se nos hace ver, que cuando transmitimos esas emociones intensas y negativas, puede darse por una carencia en ti? ¿Carencia o necesidad de atención? ¿cariño? ¿palabras? ¿acciones?
¿Realmente hemos dejado en manos de los demás la posibilidad de ser más felices? Les hemos dado nuestras emociones como la alegria, tristeza, amor, rabia, frustración, decepción....para que las maneje a su antojo. Entonces, que responsabilidad tienes tu sobre ellas.
¿Te has parado un momento y a solicitar lo que necesitas sin esperar que ocurra? A cubrir aquello que te falta, porque no eres media persona, esperando que la otra media se haga cargo de lo que sientes. Eres una persona entera, eres un adulto, ya no eres un niño que necesite que le sostengan las emociones porque esta aprendiendo.
Si resulta que no sabes como sostenerte, ¿Por qué no lo tuviste en tu aprendizaje? ¿Quizás aprendiste a sostener aquello que te faltaba y aun en tu edad adulta sigues buscando mediante reclamos, enfados, melancolía y añoranza que alguien te de aquello que te faltó? ¿Pero que te faltó? ¿Acaso estas exigiendo algo que no pertenece a tu presente si no a tu pasado?. Echa un vistazo atrás, ¿a quien realmente le estas solicitando lo que necesitas?